Una radio que agoniza…

En la actualidad, los medios de comunicación son un producto mercadológico   que promueven el estilo de vida ideal; la televisión fomenta a partir de imágenes bien estudiadas los estereotipos; el periódico promueve con fotografías un status igual, la radio aún sin imágenes no se queda atrás.


El autor de este artículo recibe el diploma del curso-taller
¿Pero toda la radio es así? Existen “rincones de ondas sonoras” donde la radio cumple un papel benefactor para la sociedad. En ese rincón analógico o digital la radio y la sociedad aún se encuentran y ambas se benefician.

Y es en este rincón donde mi error de escribir “radio sin imágenes” es grave, porque aquí encontramos “el arte de hacer radio visual”, una herramienta que permite transmitir la realidad visual a partir del sonido, y es ese sonido que hace contactar al radioescucha con su realidad.

¡Pero no sólo es hacer una radio visual! Es realizar una radio que entienda la mirada de la gente, que exprese los ojos llenos de experiencia del pueblo; que transmita la vista alegre del campesino que ríe por saber leer, los ojos llorosos de la madre que extraña a su hijo, las pupilas dilatadas de los migrantes que buscan despertar para soñar. Eso es la verdadera radio visual cuando se  convierte en radiodocumental.

En un continente con enorme identidad y mayor dificultad de unión, es difícil hallar un estándar de radio, y a la vez sería un error quererlo encontrar. Y es este aprendizaje el que permeó en la pluralidad de culturas que se unieron en el taller “Arte visual en radio” impartido por el profesor Juan Carlos Roque. Fue justo en ese encuentro donde se gestó el ombligo de una cultura decidida a generar una radio diferente, que entendiera sus diferencias entre pueblos, pero que les uniera por sus desemejanzas, porque fue en Holguín donde todas la paralelas se unieron para revivir a una radio que agoniza…  

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