El hombre como antena de radio

Una curiosa obra interactiva ha instalado en el centro Barbican de Londres el artista mexicano Rafael Lozano-Hemmer. Hasta el próximo 18 de enero, su trabajo 'Frecuencia y volumen' convierte al espectador en una antena de radio poco convencional capaz de captar las ondas de la capital británica.

La periodista Violeta Molina cuenta que "a medida que el visitante se desplaza por la galería The Curve, una suerte de pasillo de forma curva en el que se muestra este trabajo, las dimensiones de su sombra proyectada en una pared blanquísima permiten sintonizar una emisora de radio".

El ser humano es el dial
Lozano-Hemmer concibe la galería como una especie de enorme transistor en el que el ser humano es el dial que viaja de izquierda a derecha para fijar las distintas frecuencias no sólo de radio, también de taxi, comunicaciones de aviones o policía. "Sin él, la obra de este mexicano afincado en Canadá muere, porque sólo habrá sonido cuando los proyectores de luz desplieguen sombras en la pared". 'Frecuencia y volumen', señala el artículo, "hace visibles las miles de ondas de radio que rodean a las personas continuamente sin que ellas aprecien su existencia".

Según el artista, el movimiento mexicano de los años 20 llamado Estridentismo, que experimentaba con la idea del "hombre antena" y con jugar con el espectro radioeléctrico, le sirvió de inspiración para crear esta obra. "Esta instalación también es una crítica al poder de los gobiernos y las empresas para estar presentes en ese espectro radiofónico, mientras se deja fuera la voz de mucha gente y se renuncia a la cohesión social que la radio permite", escribe Violeta Molina. Aunque Lorenzo-Hemmer hace la salvedad de que en el Reino Unido existe una asentada tradición de estaciones piratas en las que artistas y "amateurs" pueden hablarle al mundo, por ello consideró la pertinencia de esta instalación para el Barbican.

La posición del espectador influye
El artista mexicano reconoce que "el mecanismo utilizado para poner en marcha esta instalación es muy complejo, algo constatado por las largas horas que conllevó su montaje, y requiere de la combinación de tecnología, robótica y redes telemáticas. La posición del espectador, su volumen y su forma determinan el canal sintonizado, que puede ser desde la cadena pública BBC a una estación pirata, pasando por emisoras de negocios o astronomía y otras de éxitos musicales".

Así las cosas, "cuanto más cerca se encuentre de la pared, y por lo tanto más pequeña sea su sombra, el volumen del sonido será más bajo y viceversa. Como en otras ocasiones, Lorenzo-Hemmer premia la interacción social de los que acudan a ver esta obra. Cuando las sombras de varias personas confluyen, las distintas frecuencias que estaban sintonizando de forma independiente cambian a una única emisora".

No hay obra sin público
Para Rafael Lozano-Hemmer, el público es esencial en su obra, hasta tal punto que sin él, no tiene entidad, no existe. "La gente tiene mucha más sofisticación que los museos y los propios artistas", apunta.

El artista también ha estrenado hace poco en Ciudad de México un memorial a las víctimas de la matanza de estudiantes de 1968, titulada "Voz alta", un proyecto en el que intentó convertir la voz anónima en luz y viceversa.

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