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¡Qué gente, caballero, pero qué gente!

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Tenía yo cinco años cuando nació en el estudio 1, Benny Moré, de la emisora Radio Progreso, el programa humorístico-musical 'Alegrías de Sobremesa', que por más de 45 años se ha mantenido en la preferencia de los oyentes cubanos. Recuerdo que mis padres lo escuchaban todos los días. Así que crecí con aquella expresión ¡¡Qué gente, caballero, pero qué gente!!, que acuñaron el ya fallecido Idalberto Delgado, en su personaje de Paco, y ahora Martha Jiménez Oropesa como Rita. Alegrías de Sobremesa recrea situaciones de la vida cotidiana en Cuba, con diálogos pícaros que combinan el doble sentido y frases populares, que son ya parte de la identidad de millones de cubanos. Según un artículo publicado en la página web de Radio Progreso, este programa "comenzó el 15 de abril de 1965, cuando a la señal de Antonio (Ñico) Hernández, su director, aconteció un suceso radial para la familia cubana Reflejo de lo cotidiano Este espacio, reflejo de lo cotidiano en la vida del cub

Serie radial 'Vida de un locutor', con Eduardo Rosillo

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La historia de la radio la escribimos, casi siempre, los que trabajamos en ella. Somos varios los realizadores que para contarla utilizamos las mismas herramientas que el medio nos proporciona. Unas veces por la cercanía y familiaridad, y otras por conocimiento y experiencias, convertimos un testimonio en un documento radial de altísimo valor artístico. Tal es el caso de la serie radiofónica realizada por el escritor, poeta y músico santiaguero Rogelio Ramos Domínguez para Sonido SM, emisora municipal de Songo-La Maya. El protagonista es Eduardo Rosillo, uno de los más importantes locutores cubanos, que lleva en su aval haber presentado a Benny Moré, Ibrahim Ferrer, Compay Segundo, y trabajar por más de 30 años en la conducción del programa humorístico 'Alegrías de Sobremesa'. Vida de un locutor Una contribución de Rogelio Ramos Domínguez En estos tiempos de Internet y mapa genético en los que uno se levanta, casi sin darse cuenta con un planeta menos, con idiomas que han d

Cada cual en la casa oye y ve lo que más le plazca

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Ya saben que este blog se nutre de mis experiencias personales en el arte de hacer radio. Pero también reproduzco aquí las vivencias de otros colegas o investigadores. Esta vez traigo un artículo de Diego de Jesús Alamino, profesor del Instituto Superior Pedagógico de Matanzas, Cuba, publicado en el periódico Juventud Rebelde. Él lo titula "La electrónica y el aislamiento": Me contaba mi padre, nacido en 1911, que el primer radio que hubo en nuestro pueblo lo podía oír una sola persona, pues no se había obtenido la amplificación. Los que querían conocer lo que se radiaba se congregaban alrededor del oyente y este, como amplificador humano, transmitía lo que le llegaba a través de las ondas electromagnéticas. Con la invención de la válvula termoiónica, los llamados «tubos» de vacío, la señal pudo ser amplificada y todos podían disfrutar al unísono de la radio, en algunas oportunidades muy bajito para no despertar sospechas, como cuando en el, hoy fuera de uso, radio Emerson