Desde Cuba, en defensa de Radio Nederland

Varios colegas de todo el mundo me han expresado su solidaridad en medio del proceso de desmantelamiento casi total de Radio Nederland,emisora en la que laboro desde agosto de 1995. La mayoría de esos mensajes me han llegado a través de Facebook o Twitter. Otros los he recibido en mi correo electrónico. El más reciente viene de Güira de Melena, mi tierra natal. Lo envía el realizador cubano Hernán Yglesias Villar, director, guionista y locutor de programas.-

Las sombras que se ciernen sobre RN:
Más que una comunicación personal, expreso aquí mi opinión acerca de las sombras que se ciernen sobre Radio Nederland. Y si alguien decidiera calificar este comienzo como dramático, está en lo cierto: siempre es doloroso cuando se cierran vías positivas que acercan a las personas, que en medio de un mundo dominado cada vez más por la intolerancia, la imposición, la impaciencia ante el diálogo, permiten espacios para conocer cuánto nos acerca, cuánto nos hace semejantes sin renunciar a las particularidades, cuánto de bien podemos hacernos seres de una especie que lleva la semilla del bien en lo más profundo de su esencia. Y esos espacios son los que se limitarán con la reducción que se ha decretado al trabajo de Radio Nederland.
 

La radio, es el medio más popular precisamente porque puede llegar a lugares donde otros medios no acceden. Tú provienes de un país de ciclones, y solo quien viva esa experiencia sabe de la importancia de la radio, no ya como medio, como influencia en las masas y todo lo demás que ha desarrollado la teoría de la comunicación, sino, como agente que puede salvar la vida de miles de personas porque les permite recibir una información correcta  e inmediata, cuando los demás medios quedan inutilizados por las consecuencias del evento meteorológico.  Y pongo el caso extremo, porque derivar los cientos de ejemplos de utilidad de la radio sería tan extenso que no puede hacerse en un par de cuartillas.

Función social de la radio
Por tanto, la radio entonces tiene una función social que no le es posible, por sus propias limitaciones, cumplir a otros. Y eso, implica una alta responsabilidad. No se puede olvidar que el primer compromiso de una institución de este tipo no es con la propia emisora, con los círculos de poder, ni siquiera con un programa, es con el oyente. Todo su trabajo debe estar subordinado a esas personas para las que trabaja, a quienes tiene el deber de educar, de informar, de formar al fin.

Radio Nederland, por muchos años, ha ido creando un público oyente por la seriedad de su trabajo, pero sobre todo, por llevar a los  sectores más disímiles, valores humanos y cívicos, por abogar por la tolerancia, la inclusión, el respeto a la dignidad, a la diversidad, y por dar a conocer la cultura de cada pueblo, una manera eficaz de salvaguardarla y de descubrirnos cada cual en la realidad del otro. Y aún más, cuando el tono de algunos conflictos ha subido hasta el punto de la fracción, de los ataques, del daño sobre todo a los más vulnerables, Radio Nederland ha servido de espacio para que se escuchen todas las voces, y cuando otros medios se centran en los hechos, en los protagonistas, esa emisora ha decidido mirar hacia los invisibilizados, los que no salen en la televisión o los diarios, esos, que serán los que a la larga más sufran.

¿Es justo y responsable?
¿Qué pasará entonces con esas personas que escuchan a diario la emisora, que han convertido esa radio en parte de sus vidas, que quizás –y solo quizás, para no pecar de mesianismo barato, pero sí quizás, porque también puede ser cierto- en algún momento sus  mensajes han logrado aportar mejoras a su calidad de vida? ¿Simplemente un día se les cortará la transmisión, así sin más? ¿Es justo y responsable? ¿Quiénes cubrirán ese espacio, esas otras propuestas radiales vacías de sentido, encaminadas al consumismo más burdo y dañino?
Y si alguna zona ha recibido todos los beneficios del trabajo sostenido y responsable de Radio Nederland, es América Latina y el Caribe, espacios con grandes diferencias económicas y sociales, con conflictos aún sin resolver que afectan a millones de personas, con infinidad de sectores que no se tienen en cuenta en las políticas públicas, o que estas al final no se implementan para que reciban sus beneficios los verdaderamente necesitados; con la amenaza constante a sus culturas por esa parte de la globalización que promulga la eliminación de las fronteras físicas e identitarias, globalización que solo sería en un sentido.

Necesitamos la voz y el espíritu de Radio Nederland
Con millones de seres humanos que solo disponen de un radio de onda corta como única forma de acercarse al mundo. Pregunto otra vez: ¿qué sucederá con esas personas, si pierden uno de los pocos espacios en que se ven representadas, que de muchas maneras constituye un elemento disuasor frente a los intentos de injusticias, o un llamado de alerta ante la desidia de los responsables? ¿Se está siguiendo uno de los principios del trabajo de la emisora, el de poner a la persona en el centro?

Estoy seguro que estas líneas pueden tener desaciertos y que muchos no estarán de acuerdo con ellas; es válido, y es el riesgo que implica el ejercicio de la opinión. Eso sí, llevan en su espíritu y su intención las voces de muchas personas que no tienen cómo expresarse, pero  que aún necesitan de la voz y el espíritu de Radio Nederland.
Hernán Yglesias Villar.
Director, guionista y locutor de programas de radio
Cuba, 29 de junio de 2011

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