Percepción sicológica sobre el Medellín de Lady Tabares

Nota del editor: Este post ya es historia. Lady Tabares salió de la carcel tras 12 años de prisión, que cumplió en los reclusorios de El Buen Pastor, Valledupar, y Pedregal. Consulte la información actualizada en Lady Tabares "libre", aunque en prisión domiciliaria.

Esta semana he tenido como invitado en el programa Voces al psicólogo y comunicador colombiano José Fernando Londoño. Aprovechando su visita a los estudios de Radio Nederland,  he retomado el caso de la joven colombiana Lady Tabares, protagonista de la película ‘La vendedora de rosas’, que cumple una condena de 26 años en una cárcel colombiana. También he hablado con él sobre la historia del barrio Moravia, fundado en el basurero de la ciudad de Medellín.

Espinas y rosas, la canción par Lady
José Fernando Londoño conoció personalmente a Lady Tabares cuando la entrevisté por primera vez en su casa del municipio Bello, cerca de la capital antioqueña. Fue entonces, que en su faceta de compositor y músico, Londoño le dedicó la canción ‘Espinas y rosas’, incluida en la serie ‘Cine Latinoamericano, Rarezas y entretelones’, realizada por esta casa radial.

Ahora, desde la percepción de la Psicología, José Fernando comenta a partir de la experiencia de Lady los espejismos de la fama y los “cuentos de hadas de niñas y niños de la calle en Medellín, escenario de la película con la que Víctor Gaviria alcanzó su mayor reconocimiento internacional.

Estigmas y Tatuajes en el Morro de Basuras
El investigador colombiano habla tambén de los resultados de su investigación en el Morro de Basuras de Moravia, devenido en barrio marginal. Londoño acaba de finalizar un estudio de maestría acerca de los imaginarios de exclusión e inclusión social que han construido los líderes de ese asentamiento en la capital antioqueña.

En ese barrio, precisa Londoño, ocurrió una situación bien particular cuando a partir de 1983 un centenar de familias constituyeron una comunidad en el lugar en que ocupaba el basurero municipal. Londoño encontró allí historias cargadas de sentido y paradójicas situaciones que muestran lo indescifrable del ser humano.

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Sobre la expresión estética del territorio, José Fernando escribe en su trabajo ‘Estigmas y Tatuajes del Morro de Basuras de Moravia’ cómo vive la gente allí conviviendo entre los desechos. El fragmento que sigue describe la crudeza de lo que allí se ha vivido.

Sensaciones sobre el barrio

“Una jeringa que prende focos, telarañas en las redes de luz, laberintos, desagües, fetidez de los olores, barrancos que ceden, ingresos subterráneos, semisótanos, la publicidad política de las campañas de los últimos 20 años poco menos que descoloridas y la sensación de que ese espejo, ese ‘chifonier’, ese sofá, y hasta ese sagrado corazón de Jesús estuvo alguna vez en nuestras casas; dan cuenta de formas de sostenibilidad económica en viviendas diseñadas para acoger a los desconocidos (inquilinatos), o para ser la muestra de la expansión de la familia, en ‘altura’, o como reflejo en sus texturas y ‘caos’ como agente ordenador, de sus maneras de ser, sentir y valorar su relación con el hábitat, la distribución espacial, usos, creatividades y curiosidades.”

Razones para irse y para quedarse

Y sigue con esta otra reflexión en su trabajo: “Estilos de vida que distan de los ideales culturales, formas del vínculo con el otro paradójicas, fascinantes, horrorosas y asombrosas; ataduras simbólicas que nos muestran que nuestra especie se adapta a condiciones a veces incomprensibles, muecas, rostros, rastros, marcas, dichas y desdichas; límites, extremos y fondos profundos; razones para irse y para quedarse; la vida al borde... y al otro lado del borde, nosotros, su estigma de la formalidad”.