Haciendo radio por Wall Street

Mi paso por Nueva York con una agenda de temas multiculturales coincide con un momento clave en la historia de la economía mundial. Recorro Wall Street, el corazón histórico del distrito financiero. El principal y permanente hogar de la bolsa de valores de Nueva York, vuelve a ser testigo por estos días de otra crisis financiera de alcance mundial.

Llevo en mis manos la edición de hoy viernes del Wall Street Journal, que hojeé mientras desayunaba. Su nombre* es alusivo a la calle por la que ahora camino. Es un periódico propiedad de Dow Jones & Company, una influyente empresa internacional. Durante años, este diario fue el de mayor circulación en los Estados Unidos, y ahora es el segundo después de USA Today. Desde hace unas semanas su edición suele agotarse. Son muchas las personas que quieren estar pendientes de los vaivenes de la economía estadounidense y por ende de la internacional.

Me detengo al lado de unos turistas, y me delata el bolso de Radio Nederland del cual saco la cámara para hacer un par de fotos. Uno de ellos no repara en acercarse al reconocer nuestro logo. Es Antonio Miralles, de Perú, oyente de nuestras emisiones. Dialogo con él sobre esta crisis que ya toca a las puertas, y aunque confiesa que no es entendido en cuestiones financieras, se muestra preocupado por los efectos que pueda tener en breve plazo en las economías de los países latinoamericanos.

Echo mano de una cita de Jim Cramer el gurú estadounidense de la bolsa neoyorquina para describirle la situación: "Wall Street siempre fue algo así como un avión propulsado por cuatro motores y que podía seguir volando aun fallando un motor. Ahora todos los propulsores han dejado de funcionar a la vez".

Después de hacer las otras fotos, y mientras escucho una triste melodía de un músico callejero, camino por la estrecha calle en el bajo Manhattan, al este de Broadway y cuesta abajo del East River sin dejar de pensar en los precedentes de esta grave contienda financiera. Vienen a mis recuerdos aquel malestar del sistema monetario europeo en 1992-93, la crisis mexicana de 1995-96 y el llamado crac de hace una década en los Estados tigres del sudeste asiático. Son sin dudas tres antecedentes de estas jornadas negras que se viven en Wall Street.

Y a esos tres momentos se suman de forma cronológica éstos otros acontecimientos que han hecho tambalear las paredes de este edificio que ahora tengo a mi espalda y desde donde todos los días se le toma el pulso a la economía mundial.

La resaca de Wall Street
28 de octubre 1997. – Los índices se desploman en las bolsas asiáticas. Cae Wall Street en la resaca del crac, y tiene que encajar una pérdida del 13%. El DAX alemán registra ese día una caída del 8%.

Bancarrotas en Rusia
21 de agosto 1998. – En Rusia se declaran insolventes varios bancos, y el DAX registra en 24 horas una caída del 5,4%.

Terror y pánico
11 y 12 de septiembre 2001. – Tras los ataques a Nueva York y Washington, el pánico se apodera de los mercados financieros mundiales, porque Wall Street suspende por completo sus sesiones. Eso le cuesta al DAX alemán un 8,5%. En el conjunto del planeta, los cursos ceden más de un 11%.

Respuesta militar
14 y 15 de septiembre 2001. – Cuando EEUU pone vigoroso énfasis en una respuesta militar al 11 de septiembre, las bolsas nuevamente se desploman. El DAX alemán cede otro 6%.

La guerra de Irán aniquila los valores bursátiles
24 y 25 de marzo 2003.- La incipiente invasión de Irak por EE.UU. comienza a afectar gravemente a los mercados financieros. Hay ventas de acciones dictadas por el pánico. El DAX alemán cae cerca de un 6,1%.

Lunes negro
21 enero 2008 – la crisis del mercado hipotecario en EEUU, que estalló en julio de 2007, ha terminado por infectar al mercadeo financiero mundial. Estimuladas por una recesión norteamericana en ciernes, se desploman las bolsas por doquier (el DAX alemán, en un 7,2%).

*El origen de Wall Street
Durante el siglo XVII esta calle constituyó el límite norte de la Nueva Ámsterdam. En ese lugar los colonos holandeses construyeron en 1652 una pared de madera y lodo para defenderse de posibles ataques de los indios Lenape, colonizadores de New England y los británicos. Pero en realidad fue usada para evitar la fuga de los esclavos negros de la colonia.

Crónicas de finales del siglo XVIII hablan de un árbol plantado al pie de la referida pared, de cuya sombra se aprovechaban los intermediarios financieros y especuladores que se reunían para comerciar informalmente.

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