El mérito de la radio en los Juegos Olímpicos

Aunque la televisión tiene la primacía a la hora de reflejar los Juegos Olímpicos inaugurados hoy en Pekín, la radio, su otra hermana, no queda aplacada por el valor de las imágenes que, por cierto, han sido espectaculares. Los chinos han demostrado su dominio de los fuegos de artificios, de su ancestral cultura y de la fuerza de sus pilares. Y los narradores de radio han descrito con el corazón cada detalle de la ceremonia.

Si el florecimiento de la imagen, primero en el cine en 1895, y luego a través de la televisión en 1928, fue momento cumbre para las comunicaciones, el nacimiento de la radio en 1901, revolucionó los medios de comunicación masivos desde entonces hasta hoy día. Digo esto porque no hay un momento histórico que no haya sido reflejado a través de las ondas sonoras. De ahí que, por estos días, el éter estará lleno de emisiones originadas desde la capital china.

Y si el espectáculo de apertura ha sido digno de los chinos, por su grandeza y majestuosidad, la manera de presentarlos a través de la televisión dice mucho del gran esfuerzo humano que hay detrás de cada ponche de cámara. No se quedan atrás los periodistas y narradores de radio, que con la palabra y el sonido de fondo, han descrito esa belleza desplegada en 'El Nido', en el Estadio Olímpico Nacional.

El desafío es impactante siempre, pero ahora mucho más para las cientos de emisoras que poseen los derechos exclusivos para la transmisión de estos Juegos. La radio está allí, acompañando a la televisión, a Internet, a los periódicos multimedia. Está allí y en todo el mundo, porque son millones las personas que estarán atentos a lo más relevante del evento que une lo mejor del deporte mundial.

Nada que, a partir del hoy, quienes no puedan estar delante de la televisión, seguirán las transmisiones especiales por la radio, desde su trabajo, la playa, el campismo, en fin, desde donde la imagen no puede llegar.

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